9 de Julio y Colón

N o tengo idea de cómo te llamás pero sí se que el tiempo se estira lo que dura el blues más sensual del mundo los días que te cruzo por 9 de Julio y Colón. Me mirás de reojo y batís esas pestañas rubias que me barren el sueño que todavía arrastro a las ocho menos cinco antes de entrar al Estudio. Se me ha hecho costumbre darme vuelta después de que pasás ¿y si algún día te volvés a mirarme vos también y yo no me doy cuenta? No pierdo nada, al contrario, una bocanada extra de perfume amaderado que en un metro más ya está disuelto en el aire, como el saxo y la música que se pierden a lo lejos.
Pasado ese momento me saco los auriculares porque ya no tiene sentido seguir escuchando, la escena dura ese momento y listo, no me interesa que sea de otra forma.

Tengo la fortuna de que cuando salgo al mediodía, el Barrio Judicial es un desfile de chongos lindos; doble fortuna cuando nos cruzamos a la salida. Ya no llevás el sobretodo prendido hasta el último botón del cuello, ahora va en una mano y en la otra el maletín, la camisa un poco desprendida y la corbata, la corbata floja que me devuelve la música. ¿Cuántas veces en mi mente habré parado a ajustártela? No sé, la verdad ya perdí la cuenta. Mañana es lunes, ojalá te cruce de nuevo.