Botella imposible

the hermit
2 min readMar 14, 2023

--

Quizás con esta nueva relación hice lo mismo que hago siempre: desear lo imposible y proponerme satisfacerlo, a ciegas, porque cuando deseo no soy capaz de ver la inviabilidad. A veces creo que mi forma de desear es como encerrar un barco en una botella: uno mete el barco ahí dentro y desde la contemplación de la estática sueña cómo hubiese sido en movimiento.

Mientras escribo esto pienso: ¿por qué se me ocurrió esta analogía, cómo se llama esta práctica de embotellar barquitos? Abro una pestaña en google, tipeo barquitos embotellados y Wikipedia, en primera fila, me devuelve: Botella imposible. No hace falta que explique nada ¿no?

Resulta que la afición va más lejos de lo que yo imaginaba, se embotellan barcos, osos de peluche, cartas de tarot, cubos de rubik, crucifijos, mariposas, hasta pequeños mundillos o grupos de personas llevando a cabo algún tipo de empresa. Evidentemente no existe una regla sobré qué se puede embotellar y qué no, pero scrolleando sobre las decenas de imágenes creo identificar el común denominador de todos los objetos: ninguno de ellos tiene entidad propia, son inhertes o está muertos. De algún modo pareciera ser que la función que cumple esta práctica es materializar ilusiones en un objeto totalmente inútil.

Levanto la vista del teclado y veo que por mi ventanal oeste el atardecer está a punto de fugarse pero por suerte le quedan algunos minutos. No podría embotellarse el atardecer.

No se puede embotellar el deseo, no obstante, yo lo hago: invento deseos excéntricos para observarlos obsesivamente, para retenerlos en forma de adorno. Hasta que un día me canso de verlos a todos reducidos, pequeñitos, impotentes. Hasta que me entra la loca y los tiro a todos de su estante de dos manotazos, inclusive rompo la vitrina en la que yacía inherte la colección. Una vez que el deseo está hecho añicos, que la ilusión se escapa de la botella y no queda más que los vidrios hechos pedazos, me siento sobre ellos y observo el absurdo. Tengo miedo de que, en verdad, en el fondo, mi afición sea ésta.

--

--